El psicoanálisis toma al cine, el 7º arte,
como la expresión cultural que plasma la vida misma llevada a la pantalla. A lo
largo de la historia sus caminos se han cruzado y se han separado en numerosas
ocasiones. Aparentemente tienen la misma edad ya que ambos nacieron casi
juntas, en 1895, una de la mano del arte, y el psicoanálisis, nacido en la cuna
de la ciencia se desprendió a partir de Freud, desde entonces el mundo ya no
fue igual. Ambas se fueron retroalimentando a través de su historia. Las dos
tocan, señalan, construyen, recrean algo de la verdad, de la subjetividad y de lo difícil e insoportable que es, a veces,
la existencia. Nada es tal como parece o se dice, siempre hay algo más profundo
que subyace en cada sujeto, que no puede decirse pero se expresa en el arte.
Diana
Paulozky, reconocida Psicoanalista y Coordinadora
del Ciclo de Cine del Centro Cultural de Córdoba considera al
cine como “el arte de nuestro tiempo”, y explica cómo un director puede captar
la época, sus semblantes, las proyecta y
produce efectos singulares. Permite identificarse, pensarse a través de
problemáticas sobre todo cuando es un buen cine.
Como en la literatura y como en el teatro, el cine capta lo más verdadero
de una época.
Tanto Freud como Lacan,
decían que un analista no puede estar ajeno a las manifestaciones culturales de
su época, ya que ellas modelan y describen cierta subjetividad. Pero de todos modos,
no se trata de psicoanalizar un texto cinematográfico como si lo estuviéramos
recostando en el diván, solo se trata de aportar desde el psicoanálisis,
ciertos elementos que permitan una lectura de la época, de sus deficiencias, de
sus excesos, y de sus efectos:
inhibiciones, síntomas y angustias.. Esta sería la intención o mejor dicho el
desafío que nos planteamos con este Ciclo de Cine.
Acorde al tema del Seminario clínico 2013
denominado “El tratamiento del Síntoma”-
Del Sufrimiento a un Saber Hacer, realizamos una selección de películas del
cine argentino de la última década como un modo de mostrar cómo se las arregla
el sujeto argentino en el Siglo XXI, signado
por ese halo pesimista, melancólico y
por qué no depresivo a veces, que por otra parte caracteriza al argentino, sin
desconocer un rasgo típico como lo es la viveza criolla, la picardía, temas
sobre los que versan varias películas
argentinas. Otro rasgo a tener en cuenta es el exhibicionismo, de un modo que
bordea lo obsceno, y que se traduce también en el vocabulario insultante y
provocador con el que se expresan los personajes; rasgos que cobran un valor de
insignias del ser argentino y su uso en la época actual.
En esta época de la desmesura, en la que nadie escapa al
dominio del goce y al imperativo del “todo vale”, el síntoma es lo único que
posibilita regular lo insoportable del
goce, que excede al sujeto.